¡Cuando
la joven se levantó el vestido, mi vista se pudo extender sin ninguna
dificultad por la
terraza de su vientre! ¡Oh qué jardines!
¡Y
descubrí su entrada, que era tan estrecha y tan difícil como mi paciencia y mi
vida!
¡Pero
de todos modos pude penetrar en ella a la fuerza, aunque solo a medias!
Entonces
ella exhaló un gran suspiro.
Y
yo dije: ¿Por qué suspiras?
Y ella contesto: ¡Por la segunda mitad, oh luz de mis ojos!
Las mil noches y una noche
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